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Drew Brees se convirtió este pasado lunes por la noche en el quarterback con más yardas por la vía aérea en la NFL, al superar a Peyton Manning. No podía haber existido mejor escenario que un Monday Night Football en el SuperDome, en casa, con su familia, con su público y con un pase de anotación, que dicho sea de paso, lo acercan a la marca de los 500 TDs para convertirse en el cuarto en toda la historia en conseguirlo. 

Brees es un claro de ejemplo de perseverancia, de constancia, de jamás darse por vencido y siempre perseguir su sueño. Fiel creyente cristiano, además de entregado a su esposa y su familia, El quarterback de los Saints pasará a la historia por ser alguien que siempre encontró la forma de superar la adversidad. Desde sus años en la preparatoria donde sufrió una lesión en la rodilla (ACL) hasta no tener muchas opciones de becas y las fuertes críticas por no tener la estatura para jugar la posición en la NFL. 

Purdue fue la Universidad que le ofreció la beca y como recompensa lo llevó a jugar en el Rose Bowl en la temporada de 2000. Fue la segunda ocasión en la historia y la última que Purdue llega al más grande de los Tazones Colegiales. Brees le dio a Purdue el título en el Big 10 y su boleto a Pasadena. Su paso a la NFL tuvo la amarga experiencia de ver pasar la primera ronda sin ser seleccionado, además el desprecio de Miami en la posición 26 de esa primera ronda. Ese Draft de 2001 fue encabezado por Michael Vick, quien fue seleccionado por Atlanta.

San Diego tomó a Brees en la primera posición de la segunda ronda y cuando el joven de la universidad de Purdue pensaba que sería el quarterback del futuro en la franquicia, Brees es mandado a la banca por el que fuera su mentor, Dough Fluite. Brees relataría en su libro “Coming Back Stronger” que Fluite le dijo: “Jamás dejes que el suplente te robe tu puesto”. Ahora Brees veía desde la banca como la misma persona que lo había aconsejado estaba dirigiendo la ofensiva de los Chargers.

Con el tiempo Brees retomaría la titularidad con San Diego pero vendría una situación aún más dolorosa. Una lesión muy fuerte en el hombro derecho lo dejaría al borde del retiro. San Diego no perdió tiempo y en el draft de 2004, sólo tres años después de haberlo seleccionado, los Chargers tenían la primera selección global y los rumores eran muy fuertes de que tomarían a un quarterback. Ese año la clase presentaba jugadores como Eli Manning, Philip Rivers y Ben Roethlisberger como los más prometedores. San Diego seleccionó en la primera global a Eli Manning, quien jamás vistió el uniforme de San Diego y fue cambiado a los Giants, quienes a su vez en la cuarta global habían tomado a Rivers para mandarlo con los Chargers. Los días de Brees en San Diego estaban contados.

El pasado no ayudaba mucho a Brees. Con temporadas irregulares en San Diego, donde perdió la titularidad, cortado por los Chargers con la llegada de Rivers y con una lesión muy seria en el hombro derecho, los doctores pronosticaban un futuro muy incierto. Miami tenía la oportunidad de tomarlo en la agenci libre, pero optó por Daunte Culpepper. Los doctores de los Dolphins no confiaban en la recuperación de Brees. Valdría la pena saber dónde están esos doctores para JAMÁS caer sus manos. Jajaja.

Aparecieron los Saints y de la mano de una ciudad que tenía que ser reconstruida por el Huracán Katrina, así mismo la carrera de Drew Brees tenía que ser reconstruida junto con su hombro derecho que fue reconstruido. Brees regresó a la NFL mucho más fuerte de lo que estaba. Se tuvo que someter a una terapia muy dolorosa, a trabajar horas extras en el gimnasio, a ver especialistas para fortalecer músculos del brazo y hombro, a trabajar con entrenadores de pitcheo de baseball, a someterse a una dieta alimenticia, a descubrir las alergias que tenía su cuerpo y que afectan en su rendimiento físico. Al final, la disciplina y perseverancia no le habían sido extrañas a Brees. Se convirtió en todo un profesional dentro y fuera del campo con el fin de extender su carrera en la NFL.

Siempre rodeado de sus hijos, de su familia, además de un hombre entregado a Dios, a quien en todo momento le agradece por los dones que le dio para jugar este deporte. Bien lo dijo en la entrevista al final del partido donde establece el récord cuando le pregunta Lisa Salters, de ESPN: ¿Qué le dijiste a tus hijos en la banda? Brees: “Lo que siempre les digo antes de dormir. Nunca dejen de luchar por sus sueños sin importar la adversidad que se presente. Dios siempre te dará las herramientas para salir adelante”.

En una sociedad y en un deporte donde vemos día a día figuras públicas que buscan el lucimiento personal guiados por la envidia, por el orgullo, por las malas amistades, por el abuso a la mujer, por la falta de respeto a la autoridad, por el mal ejemplo y la falta de valores. Drew Brees nos recuerda qué hay personas integras en el deporte, y en la sociedad, que nada es fácil en esta vida, que la única vía para obtener el sueño anhelado es la preparación, la constancia, la disciplina en todos los aspectos de la vida. No todos son números y récords en la carrera de Drew Brees.

“Nunca dejen de luchar por sus sueños sin importar la adversidad que se presente. Dios siempre te dará las armas para salir adelante”. Drew Brees.

Con información del Libro Coming Back Stronger

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